El Rey Midas. Leyendas (I)
El rey Midas, el rey que convertía en oro todo lo que tocaba, no fue solamente un personaje mitológico. Fue un rey que existió en realidad y al que posteriormente se le atribuyeron diferentes leyendas mitológicas que iremos desgranando en las próximas entradas del blog.
La figura del rey Midas es conocida principalmente a través de historiadores griegos (Herodoto, Pausanias, Philostratus) y de las excavaciones en la ciudad Frigia de Gordium (a 80 km de Ankara, la ciudad de Midas).
El rey Midas es una figura histórica real a la que se le atribuyen numerosas leyendas
Midas (conocido como Mita en Mesopotamia) fue un rey de Frigia, un poderoso y próspero reino de la península de Anatolia (actual Turquía) que conoció su máximo apogeo bajo su mandato. El rey Midas, que reinó a partir del 740 a.C aproximadamente, fomentó el comercio con las civilizaciones vecinas, entre ellas la cultura asiria de Mesopotamia alcanzando así una gran riqueza que hizo que se creara la leyenda del tacto de oro que todos conocemos.
La Leyenda del tacto de oro
La primera leyenda, y la mas famosa, que se le atribuye al rey Midas fue la del tacto de oro. La leyenda cuenta que Sileno, un anciano mentor del dios Dionisio, se perdió de la comitiva debido a su estado de embriaguez y fue capturado en los jardines del rey Midas. Midas reconoció al anciano y le ofreció alojamiento y cuidados durante diez días.

El tacto de oro del rey Midas (diseño conceptual)
El trato del rey Midas hacia Sileno fue excelente y en agradecimiento Dionisio le ofreció la concesión de un deseo al rey. El rey, movido por la codicia, deseó que todo aquello que tocara se convirtiera en oro. Dionisio le advirtió de los problemas que podría llegar a tener pero a Midas el ansia de riqueza material le superó. Al principio Midas fue feliz ya que sólo podía pensar en las riquezas que generaba sin esfuerzo alguno pero a la hora de intentar comer o beber le resultó imposible. Todo alimento que se llevaba a la boca se transformaba en insípido e incomestible oro. Algunas versiones de la leyenda de Midas añaden que su hija Zoe se acercó a el para abrazarlo y Midas, al intentar evitar el contacto, la transformó en oro por accidente.
La desesperación se adueñó del rey Midas que desnutrido y sediento había transformado en oro a su hija por accidente.
El rey Midas destrozado, desnutrido y sintiéndose desfallecer imploró a Dionisio que le quitará el don del oro ya que se había convertido en una terrible maldición. Dionisio, viendo el arrepentimiento de Midas le dio la solución: sumergirse completamente en el nacimiento del río Pactolo y verter agua de este nacimiento sobre los objetos que había transformado en oro para que recuperaran su estado natural. Dice la leyenda que al sumergirse el rey en el agua del río la arena se convirtió en oro y que desde entonces se pueden encontrar restos de oro a lo largo de todo el cauce.
El final del mito difiere entre las distintas fuentes. Algunos hablan de redención y otros de castigo.
Algunas variaciones de este mito dan un final extendido en el que el rey Midas, tras restaurar la vida a todos aquellos a los que había transformado en oro, abandonaba su reino para vivir en el campo una vida sencilla junto a sus seres queridos. Otras variaciones son mas crueles y directamente matan al rey de hambre como castigo extremo por su avaricia.
En la serie «Midas, rey» nos basamos en los conceptos básicos de las leyendas griegas sobre Midas, pero los adaptamos a otras épocas y lugares históricos. Las metáforas de la mitología de Midas tienen un carácter universal que nos sirven incluso en la época de crisis actual.